domingo, 5 de julio de 2009

Vampirico-Frenezí

Era de noche.
Su cuello a pocos centímetros de mi boca. Yo sediento, impaciente, tenía unas ganas de claverle el diente, succionarlo, sentir el calor de su sangre fluyendo por sus venas. Oler el sudor que desprende cada poro de su piel. Rasparme los labios con su barba a medio crecer.
Pues cual creatura nocturna, murciélago asesino. Chupa-sangre.
Irresistible tentación...tenía urgencia hematómica.
La cual debo admitir, no pude saciar.

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