
Y aunque la gran mayoría de las azoteas se usen como simples bodegas llenas de objetos del pasado, guardan un interés que el fotógrafo Ernesto Ramírez logró capturar en sus fotografías.
Un avión cruzando el cielo, un gato dormido bajo la sombra del tendedero de ropa, un hombre con una paloma o unos calzones secándose al sol, son algunos de los objetos centrales en su serie de fotografías. Al sólo mencionarlos pueden parecer temas sin interés alguno, pero al verlos fotografiados toman un inusual atractivo para el ojo. Todos en blanco y negro.
La pieza mejor pieza en mi opinión es la que ilustra esta entrada. Unas enormes letras (que probablemente pertenecieron a la zapatería 'Canada') arrumbadas en una azotea, oxidándose, y un güey jugando entre ellas.
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