lunes, 10 de agosto de 2009

Los sueños


Esta es una vieja anotación que escribí hace años que. Al releerla, decidí compartirla.

Somos un recipiente en el que los sueños gustan entrar y, ya que lo hacen, nos manejan como marionetas a su antojo proporcionándonos una especie de esperanza que nos llena y se convierte en felicidad. Otras veces, los sueños simplemente nos abandonan, es cuando su remanente, la nostalgia, nos deja un buen sabor de aquella pasada felicidad. En otras ocasiones, alguien más, incluso la persona que amamos, puede arrancárnoslos, de manera conciente o inconciente, causando gran sufrimiento. Pero, algunas otras veces, esos sueños entran en nosotros no sólo para hacernos pasar tiempo esperanzados en el futuro, sino para convertirse en realidad y quedarse con nosotros. Es así como esta fuerza desconocida, a la que llamamos sueños, es el motor que rige nuestras vidas y nuestro mundo.

2 comentarios:

H. Domínguez-Razo dijo...

¿Qué diferencia habría entre un sueño y una utopía?, pienso y pienso en lo escrito y llego a esa pregunta, diferenciando entre ilusiones, anhelos, fantasías...
¿Será que la esencia de los sueños radica en todas esas manifestaciones del alma?

Carlos Dorantes dijo...

Yo pensaría que sí, todas esas categorías son manifestaciones de lo mismo, de nuestra naturaleza. Todos anhelamos cosas que nunca podremos tener, pero no por ello dejamos de buscarlas, pues también llevamos una esperanza innata por alcanzarlas, ya que ¿qué tal que aquello que consideramos lejano no lo es tanto?

Te mando un abrazo Hugo! Saludos.